domingo, 16 de junio de 2013

Rue Saint-Gilles


El inicio de la Rue Saint-Gilles en Boulevard d´Avroy, esquina siempre agitada.


Lieja como toda ciudad tiene sus calles emblemáticas, algunas famosas por su importancia en la circulación vial, otras por su arquitectura y otras simplemente por ser la identidad de los barrios liégoises. Entre estas últimas, la Rue Saint-Gilles de Liège es una de las más famosas. 

La Rue Saint-Gilles se localiza del lado de la Rive Gauche de la ciudad; la calle inicia en la periferia de la zona  centro en la esquina del Boulevard d´Avroy justo en donde se encuentra el café "Les Carmes" que a su vez está en contra-esquina de "La Taverne Royale" (al lado del bonito edificio del Banque Delen). Es decir justo enfrente del comienzo de la calle peatonal Rue Pont d'Avroy. Saint-Gilles se encuentra en la zona donde estuvo anteriormente el barrio periférico de Saint-Gilles (Faubourg de Saint-Gilles), así que la zona tiene un antiquísimo historial pues existe desde los inicios de Lieja. De hecho la calle toma el nombre de una abadía que comenzó a erigirse en el año 1124 y que dio origen a la Église Saint-Gilles de Liège, todavía presente en la zona.  

La rue Saint-Gilles se divide en tres partes, en la zona de la periferia del centro comienza un primer tercio que va del Blvd. d'Avroy hasta el túnel por el cual pasan encima las vías del tren; de ese punto la calle sube por la colina (también llamada Saint-Gilles) hasta llegar a su punto más alto, ahí comienza la tercera parte que termina en el barrio arriba. Vale decir que la colina de Saint-Gilles es uno de los puntos más altos de la zona (alrededor de 600 metros al nivel del mar, según el GPS de un colega) y  puede divisarse toda la ciudad desde ciertos lugares estratégicos.

La Rue Saint-Gilles en la zona periférica al centro es el tercio más particular pues es una línea recta llena de vida. en Saint-Gilles puede encontrarse prácticamente de todo; hay un super-mercado de tamaño mediano (un GB), restaurantes desde los más económicos hasta algunos de "caché", tiendas de zapatos y ropa, de telefonía, una oficina de correos, bancos y claro lugares para tomar unos tragos. En fin, toda una zona comercial pero muy calurosa con su estilo de barrio, casi como ir de compras a la tienda de la esquina.

En Saint-Gilles también pueden encontrarse kots y estudios para vivir. Asentarse ahí da las ventajas de una zona céntrica: rápido acceso a los autobuses, comercios, lugares cercanos para salir, etc. Por lo general es una zona segura pues tiene mucho movimiento incluso por la noche. Aunque a altas horas de la madrugada hay que poner atención quien va detrás o delante de uno. Saint-Gilles y sus alrededores resultan atractivos para vivir para quien necesita tomar el bus 48 para subir a Sart-Tillman y es más atractiva aún para quien estudia en el HEC de la ULg, localizado en el barrio.

The Shamrock, un ícono de Saint-Gilles.

Entre los lugares a conocer recomiendo "The Shamrock", un pub clásico en la zona y con mucho más identidad de "irish pub" que el Celtic. También hay que visitar "Les fous d'enface", lugar donde organizan conciertos o sesiones de DJ's; unos pasos adelante se encuentra "La Pompe"que tiene una bomba de agua afuera (o de cerveza quizá), un lugar de apariencia pequeña pero con un jardín al fondo muy recomendable para los días de sol. Entre los restaurantes típicos está "Le Vaudreée II", una sucursal de la famosa brasserie con la mayor carta de cervezas en Lieja (cerca de 1000 opciones) y platillos wallones. Casi enfrente del Vaudree se sitúa la boutique del Vaudree, tienda maravillosa para los apasionados de la cerveza donde se encuentran cientos de cervezas con sus respectivos vasos. Algo obligatorio a conocer es la boucherie de "Schmitz & fils", reconocida por sus pâtés ganadores de premios, verdaderas delicias a probar. Casi al inicio de la calle subiendo desde el boulevard hay otro restaurante tradicional, "L´Industrie", que aunque no tiene precios precisamente para estudiantes, tiene las frites consideradas por muchos como las mejores de la ciudad y uno las puede comprar para llevar como en cualquier friterie. Para quien gusta de una buena bola de nieve (helado), también casi al inicio de Saint-Gilles se encuentra la heladería "Franchi", también para muchos la mejor de Lieja. 

Le Vaudrée, una brasserie de visita obligatoria en Saint-Gilles.

Y así una pequeña descripción de la Rue Saint-Gilles, una de mis favoritas pues me ha dado miles de historias. Es una calle que debe visitarse y es una excelente alternativa para salir y ver más allá de la zona centro. Como siempre mi recomendación es visitar y explorar, ¡así que espero pronto la conozcan!

jueves, 7 de febrero de 2013

Aller-Retour


Sería irónico decir que el blog no trata sobre mi vida pues escribo sobre el lugar donde vivo. Pero no escribo sobre lo que me pasa aunque ahora se me antoja darme la libertad de explicar mi ausencia en los últimos meses. 

En mi primer comentario en este espacio hice referencia al por qué quería quedarme plantado en Lieja, básicamente por amor, esa era la razón. Pero en Bélgica el amor como el sol, me brilla mucho menos de lo que yo quisiera. Alguna vez he mencionado a la mujer que yo amo, pues esa misma dejó de amarme. La experiencia de la ruptura fue bastante particular como siempre ocurre en tales situaciones, ciertamente no recuerdo haber tenido nunca una separación tersa y suave. Pero está última vez fue devastadora.

Un día mientras yo pasaba unos meses fuera de Lieja, ella llegó a su casa y descubrió que en la soledad ella descansaba y era feliz. Yo solía vivir en su casa también y en realidad ella descubrió que cuando yo no estaba se encontraba descansada y era feliz. Eso me lo dijo una tarde de lunes en la mesa del ventanal de la Toccata en Place de Marché. Luego de la explicación siguió una larga lista describiendo reproches y defectos sobre quien escribe, una por una y detalle a detalle fueron saliendo a flote pequeñeces guardadas a lo largo de los meses que terminaron siendo enormes muros entre nosotros. La mesa del café era un cuadrilátero donde solo hay uno golpeando incesantemente hasta tumbar al otro sobre la lona. Mi defensa fue pésima, ni siquiera anticipaba un combate, más bien iba buscando una reconciliación. Nunca escuché a nadie proferir tantas palabras negativas sobre mi persona y mucho menos nuca vi a nadie decirlas y sentirlas con tanta honestidad. Bien dicen que del odio al amor hay un paso. Es asombroso como puede amarse tanto a alguien mientras que ese alguien tiene la visión más negativa que jamás hayas escuchado sobre ti. Que increíble es la contrariedad del ser humano, que incomprensible. Y qué iba a decirle yo si ella es cuasi perfecta y en mucho tenía razón.

Luego de esa tarde a la semana yo salía otra vez de Lieja, un día antes de partir nos encontramos de nuevo, mismo lugar pero diferente mesa, la mesa donde años antes yo había decidido intentarlo todo y hacer mi vida por ella. Esa segunda vez no importaron las justificaciones ni las disculpas tardías de nadie, no puede hablarse con tanto filo y esperar no queden cicatrices. Desde entonces no la he vuelto a ver, Lieja creció y creció y creció y creció hasta diluirnos en diferentes tiempos y espacios. Toc-toc-toc: ella nunca acudió de nuevo a abrir la puerta. Entones se me fue la vida y el sentido de seguir en Lieja. Y bien dice una canción de Téléphone: Elle part, fin de l'histoire. A pesar de todo yo nunca me fui y sucede queda mucho por decir sobre este rinconcito de mi corazón, Liège.