domingo, 26 de agosto de 2012

Fiestas de Outremeuse: 16 de agosto



Velando a Mathy l'Ohè mientras un ministro ofrece la comunión.

Basta una sonrisa de la mujer que amo para que salga el sol y mientras ríe, la lluvia que ha regresado comienza a refrescar el ambiente dándole otro sabor a la ciudad. Así es Lieja, un día sol otro día lluvia. 

Aprovecho este domingo lluvioso para contar sobre mi evento favorito de las fiestas de Outremeuse, "L'enterrement de Mathy l'Ohè" o dicho en español "El entierro de Mathy el hueso". Siendo el día final del jolgorio el objetivo es enterrar la fiesta y despedirla con un cortejo fúnebre a manera de broma. La tradición de enterrar la fiesta no exclusiva de la Outremeuse pues en algunos carnavales y fiestas de barrio también lo hacen. Es bastante interesante el hecho que el 16 de agosto se juega con la dualidad muerte-alegría. Personalmente no me parece extraño pues en México festejamos a los muertos y aunque las diferencias en el origen y significado son grandes entre lo que hacemos en México y Lieja, el punto común es la facultad de poder reírse de la muerte y transformarla en algo positivo.

En primer lugar, el 16 de agosto a las 4:00 de la tarde ocurre un velorio en el museo de las Tchanchtès.  Uno puede pasar a despedirse del hueso que lleva por nombre Mathy y el cual reposa dentro de un ataúd rodeado de un ambiente fúnebre y charlatán.  La caja mortuoria está cobijada por los ministros de la fiesta, hombres vestidos a la usanza de sacerdotes católicos que ofrecen un pedazo de pasta a comer como comunión simbólica luego de pasar a despedir a Mathy. Todo eso se lleva a cabo con  peket o Jupiler en mano. Y claro, como buen velorio los presentes van vestidos de negro con las mejores galas aunque uno que otro lleva algún disfraz caricaturesco. Ciertamente lo caricaturesco es primordial pues todos fingen llorar de pena por el difunto. 

Algunas imágenes del cortejo fúnebre.

Llegadas las 5:00 Mathy es sacado de la capilla para llevarlo al frente de un cortejo que recorre el barrio. El desfile es muy especial pues van algunos vestidos de negro, otros vestidos a la usanza valona y muchos  más como sacerdotes o acólitos, todos bailando y bebiendo al ritmo de música.  En ciertos lugares hacen un alto para cumplir con requisitos ceremoniales como arrodillarse frente a Mathy, beber y seguir bailando. La caminata dura unas tres horas maravillosas pues recorres calles y callejones que seguramente no verías nunca si no fuera por ir con la procesión. Un punto particular es que todos los dolientes llevan una rama de apio y la agitan durante el recorrido todos al unisono. No me atrevo a especular sobre el significado del apio y no he encontrado aún alguien que lo sepa o libro donde venga pero seguiré intentando saber sobre eso, aunque vale la pena decir que Mathy descansa sobre una cama de esa planta dentro su ataúd. Luego de la gran caminata, la procesión llega al corazón del barrio, justo en la entrada al lado de la escultura en honor a Tchantchè, ahí dejan a Mathy descansar al incinerarlo y oficialmente terminan los festejos hasta el siguiente año. 

Como dije en el comentario pasado, para mí las fiestas del 15 de agosto son las mejores de Lieja, espero que las hayan vivido o bien que lo hagan cuando les toque. Por cierto, entre hacer éste escrito y la búsqueda de fotos ¡ya salió el sol! ¡Las sonrisas funcionan!

El cortejo hace una pausa para honrar a Mathy.

P.D. Olvidé decir que la noche del 16 de agosto se oficializa el fin de la fiesta con una gran tanda de fuegos artificiales. 

jueves, 23 de agosto de 2012

Fiestas de Outremeuse: 14 y 15 de agosto

Entrando al barrio de la Outremeuse por la pasarela.

No puedo quejarme, hace más de dos semana hace buen clima en Lieja. Buen clima, al menos para mi, significa sol y poca lluvia. Aunque es cierto que ni la ciudad ni los hogares o lugares de trabajo están hechos para contener el calor intenso y eso se vuelve un problema para pasar el día y dormir a gusto por las noches. En fin, la cosa es que con calor o frío habrá siempre algo para quejarse jejeje; no hay utopía eterna. Mejor iré al punto de este comentario, el 15 de agosto, la mayor y mejor fiesta de Lieja.

En realidad las fiestas de Outremeuse son más que solo el 15 de agosto, pero de alguna manera el 15 es el día más significativo pues celebra el motivo de la fiesta, el día de la Asunción de la Virgen María y como agregado el día de La République Libre d'Outremeuse (RLO). La mezcla del elemento religioso con lo popular y lo profano brinda el sabor de las fiestas. La RLO fue fundada en 1927 y en realidad no es una zona políticamente independiente del gobierno de Lieja, sino que fue llamada así con la intención de promover y conservar el folclore de la zona. El nombre y la idea de formar un área para proteger la identidad cultural fueron basados en La République libre de Montmartre, en Francia.

Lo interesante de la fiesta, como dije antes, es que conjuga lo religioso con lo popular. La noche del 14 de agosto es la parte popular y la gran borrachera de Lieja. Todos los elementos tradicionales están presentes como los puestos callejeros para la venta de cerveza y peket, música en las calles y conciertos para todos los gustos además de los puestos de comida local. No faltan las atracciones y juegos de feria para ganar desde peluches hasta televisiones gigantes. Igualmente cada bar o restaurante en la zona organiza algún evento así que todo es fiesta. El objetivo del 14 es como mucho se hace aquí, caminar por las calles con un vaso de cerveza y  pararse frente a algún escenario, seguir caminando, seguir bebiendo e ir saludando a cuanto conocido te encuentres. Y por qué no, también hablar con todo extraño que se te ponga enfrente. Eso si, debe irse preparado a enfrentar multitudes y evidentemente a cientos de borrachos. Incluso quizá miles pues llegada la media noche la mayoría de la gente va pasada de copas. Y sí, entre tanta humanidad  hay que aumentar la alerta de robos a bolsas y carteras. Una amiga ya tuvo una desagradable experiencia cuando un tipo tomó su bolsa para robarla mientras todos lo veíamos huir sin poder hacer nada por estar atrapados en la multitud. 

La noche todavía calma del 14 de agosto en la República Libre de Outremeuse.

La primera vez que hice un 14 de agosto fue unas semanas apenas después de haber llegado a Lieja en el 2007. Había visto fiestas populares pero nunca nada parecido. Por ejemplo,  en un momento estando entre el público frente a un escenario, a mi lado había una hermosa chica rubia que se bajó los pantalones y comenzó a orinar como si nada pasara alrededor. El asombro se me salía de los ojos al mismo tiempo que la risa de la boca. Y es que antes de llegar a la Outremeuse alguien me había dicho que el festejo era por la Asunción de la Virgen y ¡no encontraba la relación entre aquella exhibición fruto del alcohol y la religiosidad! Así aprendí que todo podía ocurrir un 14 de agosto. Desde que vivo en Lieja he ido religiosamente al 14 de agosto y he visto y pasado cosas inolvidables, casi siempre con unas cervezas encima y excesos de risas. Aunque debo decir no soy partidario de meterse una borrachera esa noche y no hace falte pues como sea uno se divertirá enormemente. Además tanta gente y tanto ebrio forman una combinación explosiva en la cual resulta mejor ser parte de los más conscientes. Por otro lado uno debe conservarse fresco para ver la fiesta al día siguiente.

Algunas escenas del desfile el 15 de agosto.

El 15 de agosto es festivo en el calendario belga y por lo tanto día libre, lo que también explica por qué casi toda Lieja esta en la Outremeuse la noche del 14. El 15 en particular es un día con diferentes eventos familiares, por ejemplo durante la mañana se celebra una misa en lengua valon (wallon en francés) y el servicio está dedicado a la Asunción de María, también sucede un cortejo con una imagen de la virgen y luego del medio día las calles del barrio son recorridas por un desfile alegórico con marionetas gigantes, grupos de fraternidades y las tradicionales bandas musicales. Los organizadores de las fiestas van vestidos a la usanza valona, así que es muy interesante ver a los hombres con el traje típico combinando el camisón azul, pañuelo rojo con lunares blancos y pantalón negro mientras las mujeres van al estilo campirano. Durante la tarde la fiesta sigue en las calles y  cuando cae la noche aparecen de nuevo los borrachos aunque en mucho menor escala que el 14. Tanto el 14 y 15 valen mucho la pena; ver que ocurre los dos días contextualiza la festividad pues si solo te quedas con la imagen del 14 corres el riesgo de quedarte con una falsa idea de las festividades. Todo termina el 16 de agosto y es otro día a no perderse. Contaré al respecto en el siguiente espacio. ¡Hasta entonces!

martes, 14 de agosto de 2012

¡Viva la República Libre de Outremeuse!


Aunque los festejos comenzaron días atrás, hoy es sin duda el día con la fiesta más grande. Ya contaré  luego sobre el aspecto cultural de las tertulias, por lo pronto nos vemos todos este 14 de agosto en el barrio de L'Outremeuse. ¡No te lo puedes perder! ¡Viva la República Libre de Outremeuse! 

lunes, 6 de agosto de 2012

In my secret life...


Leonard Cohen

Bélgica es un lugar tan pequeño que muchos quedan sorprendidos al saber la gran cantidad de conciertos de gran calidad que vienen a dar al país durante el año. En esta ocasión y sólo por ésta vez saldré del formato informativo del blog para platicar sobre un gusto muy personal así que me voy a dar el lujo de contar sobre el concierto, el que seguramente será (serán pues hay varias fechas) el concierto del año en Bélgica; un evento de exquisitez brindado por el hombre que ha sabido transformar la literatura y poesía en obras musicales, Leonard Cohen.

Luego de volver a los escenarios en el 2008, Lennie, como le llaman cariñosamente en su natal Canadá, ha visitado 3 veces los escenarios belgas y viene por cuarta ocasión la semana siguiente. En mi caso lo vi por primera vez el año 2009 en Amberes, luego en el 2010 en Gante y esta  tercera ocasión si todo va bien y Dios quiera será de nuevo en Gante. Sobre un concierto de Cohen no aplica para nada la frase cliché de "Si no lo has visto no has vivido", tanto esnobismo luce muy lejos del espíritu coheniano. La frase sería algo más como "Con todo mi corazón, espero algún día puedas vivir un concierto de Leonard Cohen". Y es que un directo de Cohen es algo que deseas para tu más grande amor, para tu mejor amigo, para tu familia e hijos. Desgraciadamente no siempre es posible tal cosa, de las dos veces que he visto a Cohen nunca he ido con la persona que más hubiera querido estar y la tercera que viene lamentablemente no será la excepción. Como sea, los buenos deseos siguen presentes. Por otro lado, cada ocasión he tenido excelentes acompañantes para el concierto, todos entrañables amigos que si bien no eran seguidores de Cohen lo conocían lo suficiente. Mejor así, ir simplemente a la expectativa para llevarse una hermosa sorpresa, por supuesto luego del concierto todos fueron neófitos cohenianos. Y es que con miedo a lo comprometedor, arriesgado y soberbio que resulta generalizar, motivo por lo cual dentro de mi condición imperfecta de ser humano siempre trato de evitar tal desfachatez, vale decir que nadie podría resistirse ante los encantos del señor Cohen en concierto. En el escenario Leonard Norman Cohen, nombre con el cual se registra en su nacimiento el 21 de septiembre de 1934 (*), se ofrenda en cuerpo pero sobre todo en alma a quienes están a su alrededor no para seguirlo como a un gurú, imagen que él siempre ha rechazado y de la cual ha huido, sino para compartir una noche en la que Cohen hace de excelso anfitrión.

Ciertamente ya no es el mismo de la joven desgarradora voz chillante diciendo adiós a Marianne, sus canciones han madurado junto a sus cuerdas vocales para ofrecer ahora maravillosas obras con arreglos acordes al experimentado cantar de un hombre en la plenitud de su carrera. Además de música sobre el escenario entre cada canción existe el diálogo con los invitados, la declamación de poesía, los cuentos desbordando humor y los cumplidos para sus músicos, amigos suyos de hace muchos años. A la par también hay las gracias para sus otros amigos, todos siendo público. Muestra de ese agradecimiento y caballerosidad es su dócil acto de quitarse el sombrero llevándoselo al pecho frente a la ovación del respetable. ¿Quién no podría encantarse ante tal gesto de un Leonard Cohen a sus casi 78 años?

Cohen, a diferencia de su admirado colega Dylan, en sus décadas iniciales en la música no fue un rock ni pop star, incluso tampoco lo es ahora. El canadiense, a pesar de tener un gran séquito de seguidores y codearse en el ambiente literario y musical hipster de los 60´s-70´s, jamás tuvo el éxito para entrar a la lista de Billboard y si en años pasados sus canciones han aparecido dentro de algunas listas de popularidad es porque otros las han hecho éxitos comerciales. Cohen bajo el fracaso de sus ventas musicales en Estados Unidos se mantuvo alejado de toda imagen excesivamente comercial y mientras sus contemporáneos llenaban portadas de revistas, el hombre de los muchos sombreros vivía en un retiro literario en la isla griega de Hidra (*). Sobreviviendo con las bajas ganancias dadas por sus discos, poemarios y novelas, Cohen encontró pronto en el eternamente viejo continente europeo las delicias y traiciones del éxito, un éxito más cercano a figura de culto que al de figura de moda estilo norteamericano. Es quizá por eso que cada fecha de la gira europea de Cohen toma un aire de reencuentro bohemio entre viejos amigos que tenían años sin verse al mismo tiempo que es también una tertulia en donde son bienvenidos los más nuevos.

Al final del primer concierto en el que estuve, Cohen cerró con una despedida entrañable, con  las palabras de una persona que en verdad te desea nada más que el bien, palabras más palabras menos fue algo como "Amigos hemos pasado una velada maravillosa, todo ha salido muy bien. Regresemos en calma a nuestros hogares, no tengan prisa y que todo continué bien esta noche, regresen bien ante todo". Al caminar mientras salíamos del lugar dijo un amigo "Es un hombre tan tierno que al verlo cantar me recuerda a mi abuelo". Luego hablábamos de la ironía que era decir que lo teníamos de nuevo en los escenarios gracias a que sufrió un desfalco de parte de su mánager. "Al ver como se entrega y disfruta, seguramente que él también agradece que haya ocurrido eso" cerraba para completar el círculo perfecto otra voz del grupo.

Está de más decirlo, soy un coheniano literaria y musicalmente hablando. Pero entiendo que Cohen podrá o no gustarle a muchos. En la propias palabras de Leo "Mi idea sobre la música que no me gusta es la de tener la boca cerrada al respecto. Entiendo que es completamente cuestión de gusto, muchas personas a quienes no les gusta mi música insisten en escribir y hablar bastante sobre lo mala que es"(*). Pero si eres de los que gustan de Cohen, la oportunidad sigue abierta, según dicen aún hay boletos para algunos de los varios conciertos en Gante. ¡Espero verlos por ahí!

De mi parte, no queda más que dejar una canción a tono con los tiempos para ir calentando el ambiente.

*Datos recopilados de "Leonard Cohen. Hallelujah. A New Biography, Tim Footman. Ed. Chrome Dreams, UK."