lunes, 6 de agosto de 2012

In my secret life...


Leonard Cohen

Bélgica es un lugar tan pequeño que muchos quedan sorprendidos al saber la gran cantidad de conciertos de gran calidad que vienen a dar al país durante el año. En esta ocasión y sólo por ésta vez saldré del formato informativo del blog para platicar sobre un gusto muy personal así que me voy a dar el lujo de contar sobre el concierto, el que seguramente será (serán pues hay varias fechas) el concierto del año en Bélgica; un evento de exquisitez brindado por el hombre que ha sabido transformar la literatura y poesía en obras musicales, Leonard Cohen.

Luego de volver a los escenarios en el 2008, Lennie, como le llaman cariñosamente en su natal Canadá, ha visitado 3 veces los escenarios belgas y viene por cuarta ocasión la semana siguiente. En mi caso lo vi por primera vez el año 2009 en Amberes, luego en el 2010 en Gante y esta  tercera ocasión si todo va bien y Dios quiera será de nuevo en Gante. Sobre un concierto de Cohen no aplica para nada la frase cliché de "Si no lo has visto no has vivido", tanto esnobismo luce muy lejos del espíritu coheniano. La frase sería algo más como "Con todo mi corazón, espero algún día puedas vivir un concierto de Leonard Cohen". Y es que un directo de Cohen es algo que deseas para tu más grande amor, para tu mejor amigo, para tu familia e hijos. Desgraciadamente no siempre es posible tal cosa, de las dos veces que he visto a Cohen nunca he ido con la persona que más hubiera querido estar y la tercera que viene lamentablemente no será la excepción. Como sea, los buenos deseos siguen presentes. Por otro lado, cada ocasión he tenido excelentes acompañantes para el concierto, todos entrañables amigos que si bien no eran seguidores de Cohen lo conocían lo suficiente. Mejor así, ir simplemente a la expectativa para llevarse una hermosa sorpresa, por supuesto luego del concierto todos fueron neófitos cohenianos. Y es que con miedo a lo comprometedor, arriesgado y soberbio que resulta generalizar, motivo por lo cual dentro de mi condición imperfecta de ser humano siempre trato de evitar tal desfachatez, vale decir que nadie podría resistirse ante los encantos del señor Cohen en concierto. En el escenario Leonard Norman Cohen, nombre con el cual se registra en su nacimiento el 21 de septiembre de 1934 (*), se ofrenda en cuerpo pero sobre todo en alma a quienes están a su alrededor no para seguirlo como a un gurú, imagen que él siempre ha rechazado y de la cual ha huido, sino para compartir una noche en la que Cohen hace de excelso anfitrión.

Ciertamente ya no es el mismo de la joven desgarradora voz chillante diciendo adiós a Marianne, sus canciones han madurado junto a sus cuerdas vocales para ofrecer ahora maravillosas obras con arreglos acordes al experimentado cantar de un hombre en la plenitud de su carrera. Además de música sobre el escenario entre cada canción existe el diálogo con los invitados, la declamación de poesía, los cuentos desbordando humor y los cumplidos para sus músicos, amigos suyos de hace muchos años. A la par también hay las gracias para sus otros amigos, todos siendo público. Muestra de ese agradecimiento y caballerosidad es su dócil acto de quitarse el sombrero llevándoselo al pecho frente a la ovación del respetable. ¿Quién no podría encantarse ante tal gesto de un Leonard Cohen a sus casi 78 años?

Cohen, a diferencia de su admirado colega Dylan, en sus décadas iniciales en la música no fue un rock ni pop star, incluso tampoco lo es ahora. El canadiense, a pesar de tener un gran séquito de seguidores y codearse en el ambiente literario y musical hipster de los 60´s-70´s, jamás tuvo el éxito para entrar a la lista de Billboard y si en años pasados sus canciones han aparecido dentro de algunas listas de popularidad es porque otros las han hecho éxitos comerciales. Cohen bajo el fracaso de sus ventas musicales en Estados Unidos se mantuvo alejado de toda imagen excesivamente comercial y mientras sus contemporáneos llenaban portadas de revistas, el hombre de los muchos sombreros vivía en un retiro literario en la isla griega de Hidra (*). Sobreviviendo con las bajas ganancias dadas por sus discos, poemarios y novelas, Cohen encontró pronto en el eternamente viejo continente europeo las delicias y traiciones del éxito, un éxito más cercano a figura de culto que al de figura de moda estilo norteamericano. Es quizá por eso que cada fecha de la gira europea de Cohen toma un aire de reencuentro bohemio entre viejos amigos que tenían años sin verse al mismo tiempo que es también una tertulia en donde son bienvenidos los más nuevos.

Al final del primer concierto en el que estuve, Cohen cerró con una despedida entrañable, con  las palabras de una persona que en verdad te desea nada más que el bien, palabras más palabras menos fue algo como "Amigos hemos pasado una velada maravillosa, todo ha salido muy bien. Regresemos en calma a nuestros hogares, no tengan prisa y que todo continué bien esta noche, regresen bien ante todo". Al caminar mientras salíamos del lugar dijo un amigo "Es un hombre tan tierno que al verlo cantar me recuerda a mi abuelo". Luego hablábamos de la ironía que era decir que lo teníamos de nuevo en los escenarios gracias a que sufrió un desfalco de parte de su mánager. "Al ver como se entrega y disfruta, seguramente que él también agradece que haya ocurrido eso" cerraba para completar el círculo perfecto otra voz del grupo.

Está de más decirlo, soy un coheniano literaria y musicalmente hablando. Pero entiendo que Cohen podrá o no gustarle a muchos. En la propias palabras de Leo "Mi idea sobre la música que no me gusta es la de tener la boca cerrada al respecto. Entiendo que es completamente cuestión de gusto, muchas personas a quienes no les gusta mi música insisten en escribir y hablar bastante sobre lo mala que es"(*). Pero si eres de los que gustan de Cohen, la oportunidad sigue abierta, según dicen aún hay boletos para algunos de los varios conciertos en Gante. ¡Espero verlos por ahí!

De mi parte, no queda más que dejar una canción a tono con los tiempos para ir calentando el ambiente.

*Datos recopilados de "Leonard Cohen. Hallelujah. A New Biography, Tim Footman. Ed. Chrome Dreams, UK."

No hay comentarios:

Publicar un comentario